Según
algunas estadísticas, el 95% de las personas que siguen una dieta fracasan a
los pocos meses, a pesar de tanta información que tenemos a nuestro alcance hoy
día y todos los estudios que se hacen para saber más y más sobre los alimentos,
porque al fin y al cabo COMEMOS PARA
VIVIR, NO VIVIMOS PARA COMER.
Cuando se
siguen dietas demasiado estrictas se recuperan más kilos de los que se han
perdido y además por lo general perjudican la salud, generando enfermedades de
carácter nutricional.
La
principal causa del fracaso de las dietas es que no se modifican los hábitos
alimenticios. Esto ocasiona que al terminar la dieta se vuelva a los antiguos “malos”
hábitos y se recupere el peso rápidamente. Por otra parte, cuando se somete al
cuerpo a una dieta baja en calorías se tiende a retener líquidos, convertir más
calorías en grasa, lo que enlentece el metabolismo gastando menos energía para garantizar
su propia supervivencia, protegiéndonos “ahorrando” energía en forma de grasa,
pero ocasionando el tan temido efecto rebote.
Las “dietas
milagro” producen una pérdida de peso excesivamente rápida puesto que reducen
las calorías de forma muy drástica, pero generan desequilibrios nutricionales.
Con este tipo de dietas la pérdida de peso suele ser a base de líquidos y masa
muscular. Generalmente cualquier dieta que nos prohíba la ingesta o sugiera el
consumo ilimitado de algún alimento no es una alternativa saludable.
Ante una
dieta excesivamente hipocalórica el cuerpo recurre en primer lugar al glucógeno
almacenado en el hígado, liberando gran cantidad de agua que se eliminará vía
renal. Una vez agotadas las reservas de
glucógeno el cuerpo recurre a las proteínas del músculo como fuente alternativa
de energía. Puesto que el músculo es el tejido corporal que tiene mayor
cantidad de agua, la pérdida de peso es debida en su mayoría a la eliminación de
la misma, así como minerales y sustancias tóxicas derivadas del metabolismo
proteico, como la urea y el ácido úrico. Por último recurre a los depósitos de
grasa, pero esto no ocurre hasta la tercera semana, por este motivo las dietas
milagro al no exceder su duración las 2 semanas, no hacen que perdamos grasa y
al terminar se recuperan todos los kilos perdidos al rehidratarse
rápidamente los tejidos.
Para perder
peso es mucho más efectivo estimular el metabolismo, que reducir las calorías
de golpe.
Si quieres
disminuir de forma segura y permanente el exceso de grasa corporal, sin perder
masa muscular hay que asegurar el equilibrio de la insulina (hormona
responsable del apetito y del almacenamiento de grasa), el consumo de calorías
debe ser de 500 a 1000 calorías menos que tus necesidades energéticas actuales
y es preferible que la disminución se haga de forma paulatina, para que la pérdida
sea segura y sin efecto rebote.
Para mantener
el peso adecuado, cuanto más activo estés, más rápido será tu metabolismo.
La
velocidad del metabolismo está relacionada con la masa muscular, por este
motivo mucha gente gana peso con la edad, porque a partir de la madurez la
tendencia natural es perder musculatura, lo que ocasiona que el metabolismo se
haga más lento.
Para
garantizar un equilibrio hormonal y sanguíneo, es necesario tener un patrón de
vida activa, hacer frente al estrés crónico adoptando una actitud positiva ante
la vida.
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